miércoles, 26 de diciembre de 2012

Cara o cruz

Par o impar. Así lo resuelve todo, lo deja en manos del destino, del puro azar. No se equivoca si no tiene que tomar una decisión. Más de un siglo lleva corriendo para que ni su sombra le alcance. Ya se quedó una vez con el corazón en la mano. Es más fácil creerse gata, pasear por los tejados sonriéndole a la noche, mezclando el perfume con las dudas.

Siempre fue poco valiente, las encrucijadas las resolvía a cara o cruz; corriendo tras destellos del supuesto destino. Pocas veces se sentó a mirar de frente los problemas. La valentía se la guardaba en el bolsillo en una pequeña caja de madera con un gran candado. A poca gente se lo dijo, siempre supo que iba a ser una eterna cobarde y siempre dio por sentado que perdería ocasiones, amores y buenas situaciones por no expresar lo que pensaba.

Pocas veces abrazó con furia, gritó con ganas, lloró de pena. Pocas veces se paró a pensar, tomó una decisión y dijo "te echo de menos" "necesito besarte" "podrías llegar a encantarme" Se tomaba el mundo como un juego, la vida como un tablero de ajedrez y sus relaciones como códigos cifrados del destino. Par o impar, cara o cruz ... así la eterna cobarde con ojos de gata tomaba las decisiones, sin contemplativos, ella lo sabía, no expresaba sentimientos por cobarde, dejaba pasar el tren por no decir que por favor se parara, dejaba pasar lo que realmente quería por no decir a tiempo lo que pensaba.

El sol se esconde y vuelve la lluvia. Hay un cruce de caminos, mira a los lados, no hay nadie y saca una moneda. La tira al aire: sale cara.


miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿Nos tomamos un café?

Llega la risa, llegan los récords, las historias, los momentos volátiles, la música, las sábanas, el calor, el sueño, la arena y de nuevo las historias... Llegó diciembre y vino cargado de palabras, de lluvia y de sol. Por eso hoy tengo valor y te digo lo que llevo callando tanto tiempo, estoy enamorado de ti.  

Eso se repetía cada mañana, eso tenía que escribirle, eso tenía que decirle. Pero las caricias para ella no eran más que arrumacos, las llamadas no significaban lo mismo y los echo de menos para ella no significaban sólo quiero estar contigo.

Ella era su amiga, también la mujer de su vida. Sufría en silencio, soñaba con sus besos y con tocar su piel aterciopelada pero no tenía el valor de decirle que la amaba. Por eso, se repetía una y otra vez, cada mañana, lo que quería decirle, lo que quería escribirle, lo que quería que supiera; quería bailar el resto de su vida con ella, reír el resto de la vida con ella y despertarse mirándola cada mañana.


No era capaz, era demasiado cobarde para poder perderla, para poder vivir sin ella. Así que cogió el teléfono. Se escucharon dos tonos y él le hizo una pregunta, tan banal como importante

- "¿Nos tomamos un café?"

Encendió la máquina, cogió la vajilla de las visitas y recortó dos corazones. No podía mentirle a su mejor amiga, a ella no. Tenía que decirle que estaba enamorado.





sábado, 1 de diciembre de 2012

Decálogo

1. Sonreír

2.  Mimarse

3. Estar cerca del mar

4. Un pintalabios rojo para disfrazar los días tristes.

5. Sentarse y ver llover, empaparse y taparse enseguida.

6. Vestir con calcetines largos, faldas cortas y colorete en las mejillas.

7. Ponerse tacones a diario y el fin de semana descalzarse.

8. Encender velas.

9. Escribir.

10. Contar historias.

Este decálogo lo escribí hace un año y parece que voy cumpliéndolo:


Las sonrisas no se me han quedado en el tintero, me mimo e intento mimar a quienes me rodean, el carmín rojo está en el bolsillo de emergencia del bolso por si tengo que disfrazar la realidad. Visto como quiero y me paro a disfrutar de los días lluviosos. Estoy cerca del mar y me siento en casa porque estoy en casa. Me he bajado de los tacones los fines de semana y camino de puntillas. Enciendo velas que iluminen mis sueños entre tinieblas y entre las sábanas. Vuelvo a escribir y día tras día intento contar historias. 
Vuelvo al número 1: SONRÍO.