lunes, 26 de diciembre de 2011

Les deseo mil millones de sonrisas

Navidad...


Les deseo un árbol de navidad repleto de amor
Un Belén creado por la familia y los amigos
Una mesa de navidad en la que haya comida pero sobre todo en la que haya risas.

Les deseo una Navidad hermosa, llena de ilusión y de sonrisas... porque lo importante no son los adornos navideños sino la ilusión con la que se coloquen estos.

Feliz Navidad...




Lo importante no es el material del árbol, ni los regalos ni la calidad de los adornos; lo importante es la ilusión, los deseos y las sonrisas. 


¿Se apuntan a mi Navidad? Les deseo mil millones de sonrisas.







sábado, 17 de diciembre de 2011

La perfecta imperfecta

Ya han pasado las doce y las princesas vuelven tarde a casa. Son unas princesas diferentes, ellas usan vaqueros, van a lomos de tacones y en su bolso llevan pintura de labios roja.

Son dos princesas que han crecido juntas, muy diferentes, muy parecidas ...

Hablemos de la pequeña, la de los ojos verdes, la princesa científica, la que de todo sabe y a la vez, le encanta darse cuenta de que no sabe de nada. Vive atada a una realidad paralela, siente como el frío le agota pero le hace lúcida, no escatima en abrazos ni en besos, es siempre fiel así misma y a los que le rodean. Es la que más llora cuando está sola, la que más grita cuando la soledad le ahoga, la que recorre kilómetros si siente que alguien no está bien. No sabe querer a medias, no sabe no querer del todo.

Es mi amiga, mi confidente, mi guardiana de secretos, mi guardiana de tesoros, mi otra yo, mi perfecta imperfecta y, de nuevo mi amiga, por y para siempre, MI AMIGA.

Porque suceden cosas, porque las coincidencias existen, porque fraguar una amistad es mirarse a los ojos y sonreír, porque ser amiga no significa dar consejos sino saber recibirlos, porque escuchar y abrazar siempre van unidos y porque los días más felices de mi vida siempre terminan en la barra de cualquier bar, hablando de banalidades y curiosidades con mi mejor amiga.

Ella se llama Nabila y siempre será mi princesa.


domingo, 4 de diciembre de 2011

El viento y el cielo.

Escribo porque me apetece escribir. La noche ayuda, fuera llueve y entre estas paredes amarillas se está bien, me siento a salvo. Como un gato que ronronea mientas se acurruca entre mantas. Por mi mente pasan millones de historias a toda velocidad; algunas las he leído, otras las quiero escribir porque solo han existido en mis sueños. Sueño mucho, quizás porque duermo demasiado o porque hasta despierta suelo estar en las nubes... Así que estaba vez la historia va de cielos:
Cielo extremeño, Cíjara. 
Era pronto y ya llevaba tres cafés. Así llevaba tres meses, madrugando demasiado, comiendo poco, trabajando mucho y echándola de menos.
Era pronto y llevaba tres cafés. Con el primero se quemó la lengua, con el segundo se manchó un poco el pantalón y con el tercero se acordó de ella.
Odiaba desayunar solo. Quería llamarla pero era demasiado pronto, ella estaría durmiendo y él la despertaría... Demasiado pronto pero él ya llevaba tres cafés. Miró al cielo... ella también lo vería al despertarse, así que le mandó un recado al viento

- "Recuérdale que la quiero" .


Cuatro horas más tarde cuando ella se despertó puso la cafetera al fuego y abrió la ventana para ventilar su habitación. Un fuerte viento entró por la ventana y salieron volando un montón de papeles que habían colocados en la mesa azul donde ella escribía. Salieron volando y se quedaron desperdigados por la alcoba; todos menos uno, la carta que él le había enviado meses atrás. Ella la cogió y con sumo cuidado, como si estuviera tocando terciopelo, acarició la hoja y leyó el postdata: "Te Quiero" 

La cafetera empezó a chillar, el café estaba listo, se lo sirvió y se lo bebió mirando al cielo.

- ¿Cuántos cafés llevará él hoy? - Pensó.

Volvió a releer el postada y en sus labios se esbozo una sonrisa... - "Yo también" dijo bajito y le dio un sorbo al café, al primer café de la mañana.


----La estancia volvió a quedarse en calma, el viento salió por la misma ventana por la que había entrado, se fue feliz porque había recordado lo que le habían encomendado. Él ya había realizado su trabajo. Obediente había cumplido con la labor que le habían ordenado, ella recordó que él la quería y se había quedado con una sonrisa en los labios ---