domingo, 4 de diciembre de 2011

El viento y el cielo.

Escribo porque me apetece escribir. La noche ayuda, fuera llueve y entre estas paredes amarillas se está bien, me siento a salvo. Como un gato que ronronea mientas se acurruca entre mantas. Por mi mente pasan millones de historias a toda velocidad; algunas las he leído, otras las quiero escribir porque solo han existido en mis sueños. Sueño mucho, quizás porque duermo demasiado o porque hasta despierta suelo estar en las nubes... Así que estaba vez la historia va de cielos:
Cielo extremeño, Cíjara. 
Era pronto y ya llevaba tres cafés. Así llevaba tres meses, madrugando demasiado, comiendo poco, trabajando mucho y echándola de menos.
Era pronto y llevaba tres cafés. Con el primero se quemó la lengua, con el segundo se manchó un poco el pantalón y con el tercero se acordó de ella.
Odiaba desayunar solo. Quería llamarla pero era demasiado pronto, ella estaría durmiendo y él la despertaría... Demasiado pronto pero él ya llevaba tres cafés. Miró al cielo... ella también lo vería al despertarse, así que le mandó un recado al viento

- "Recuérdale que la quiero" .


Cuatro horas más tarde cuando ella se despertó puso la cafetera al fuego y abrió la ventana para ventilar su habitación. Un fuerte viento entró por la ventana y salieron volando un montón de papeles que habían colocados en la mesa azul donde ella escribía. Salieron volando y se quedaron desperdigados por la alcoba; todos menos uno, la carta que él le había enviado meses atrás. Ella la cogió y con sumo cuidado, como si estuviera tocando terciopelo, acarició la hoja y leyó el postdata: "Te Quiero" 

La cafetera empezó a chillar, el café estaba listo, se lo sirvió y se lo bebió mirando al cielo.

- ¿Cuántos cafés llevará él hoy? - Pensó.

Volvió a releer el postada y en sus labios se esbozo una sonrisa... - "Yo también" dijo bajito y le dio un sorbo al café, al primer café de la mañana.


----La estancia volvió a quedarse en calma, el viento salió por la misma ventana por la que había entrado, se fue feliz porque había recordado lo que le habían encomendado. Él ya había realizado su trabajo. Obediente había cumplido con la labor que le habían ordenado, ella recordó que él la quería y se había quedado con una sonrisa en los labios ---



4 comentarios:

  1. Espero que les guste... y es que hay bocanadas de aire que nos recuerdan cosas! ¡Feliz día!

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  2. Y nos hacen reflexionar... Me voy a la cama con un buen sabor de boca, enhorabuena.

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  3. me siento identificada con él... sigue soñando...por que si tu sigues soñando...los que te seguimos tendremos el privilegio de disfrutar con tus relatos que hacen reflexionar y valorar cada detalle que la vida nos brinda cada día.
    Sara

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  4. Precioso, cada día los haces mejor. Tanta historia en tan pocas palabras.

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