jueves, 16 de mayo de 2013

No te mueras en mi cama.

Él era engreído pero ella lo era más. Se cruzaron en una calle transitada. Él se paró en seco a verla tras los cristales de sus gafas de sol, último modelo, de color amarillo. Ella supo que él la miraba, se dio la vuelta y posó sus manos en su pelo negro, se mordió sutilmente el labio y le dijo :
- "Miras algo"
- Te miro a tí. -Dijo él con una amplia sonrisa.

Tomaron una cerveza, callaron, charlaron, se dijeron verdades y se dijeron mentiras. Todo lo que suele suceder en una primera cita. Ella se colocaba el pelo y él se aguantaba las ganas. Tres horas después y muchas cervezas de por medio Él le dijo que tenía un grupo de rock,  Ella sonrió. Se fueron juntos, él encendió una vela y ella ahueco la almohada. Por la mañana él le dijo:

-Mi grupo se llama "No te mueras en mi cama"
-No pensaba hacerlo, ni morir, ni vivir,  ni quedarme más de una noche. Contestó tranquila.
-Y por qué has venido- Contestó Él
-Porque llevas gafas de sol y la última vez me enamoré de uno de mirada intensa y transparente. A tí no te he mirado a los ojos, no podré enamorarme.
-Si me lo propongo puedo-  Dijo el muchacho con media sonrisa.
-No puedes. Créeme cuando te digo que no puedes. Me gusta el nombre de tu grupo "No te mueras en mi cama", deberías patentarlo- Se deshizo la coleta, se calzó los tacones y le dio un beso de despedida que acompañó con unos seductores pasos hasta que desapareció por el pasillo y se escuchó el cierre de la puerta.

Él era engreído pero ella lo era más. Nunca más volvió a fijarse en las chicas que se daban la vuelta en la calle y contestaban ya que una morena chulesca, de andares divinos le había robado el corazón y lo había matado en su propia cama.