sábado, 28 de enero de 2012

... El café frío

- Te tengo miedo.- Dijo él

- ¿Por qué? Contestó altiva ella.

- Por la sonrisa.

- ¿Qué sonrisa, la mía?

- Sí, temo que se disfrace de rojo un buen día y me rompa el corazón.

- Eso nunca va a poder pasar. Y si pasa mírame a los ojos, ellos son marrones y nunca cambian, te dirán la verdad sobre mí siempre.

Él se quedó callado, miró el café que tenía delante que ya se había quedado frío; no tenía más que decir solo le quedaba la certeza de que tarde o temprano le romperían el corazón. Bebió un sorbo y admiró su sonrisa, una vez más. Revolvió el café, éste ya había perdido la espuma, se había quedado helado y no tenía apenas azúcar. El café de ella sin embargo se veía hermoso, la espuma había formado un corazón y la puñetera sonreía.

- Me van a romper el corazón. Pensó mientras admiraba su sonrisa y acto seguido, se bebió de un sorbo el café frío.


                                                                                                            Autora de la foto: Sara S. Naharro

Plaza Mayor de Madrid. Oct.2011

jueves, 26 de enero de 2012

El almendro en flor

Se quedó callada, oteando el horizonte sin ver nada. Provindencia del destino, ese que un día le relató una bruja en medio de una feria que olía a comino y a laurel. La bruja, ya por aquel entonces, era vieja y astuta y sólo tuvo que mirarle a los ojos para decirle lo que estaba a la vista de todos. En cuanto pudo le leyó la mano y le dijo que su vida cambiaría cuando florecieran los almendros.

Habían pasado tres años y se encontraba justo enfrente de un almendro en flor. Nunca había estado en ese lugar pero éste le resultaba tremendamente familiar.

-No puede ser- pensó.

Había muchos almendros, muchos lugares del mundo y demasiadas personas; y sin querer había llegado a ese lugar en concreto, donde una vez la llevaron en sueños a dibujar un corazón.

- Cómo había llegado hasta ahí si no recordaba el sueño, quizás fue realidad- pensó.

Allí estaba ella, anclada delante del único almendro que tenía tatuado un corazón. Pensó en la bruja, miró su mano, todo seguía igual.

-Sólo ha sido suerte.- murmuró bajito.

Se escuchó un ruido de hojas, alguien caminaba entre los árboles. Era aquel que muchos años antes le había llevado en sueños hasta allí para dibujar un corazón en el tronco del almendro. Ese chico al que hacía años que no veía pero con el que soñaba cada noche.

- Sabía que vendrías cuando los almendros florecieran.
- No conozco este lugar, cómo, por qué... cómo sabrías que vendría, qué haces aquí.
- Me lo has dicho en sueños una noche tras otra, una y otra vez, sólo he venido al escuchar que me necesitabas.
                                                                                          Autora de las fotos: Mi madre.                                     

Almendro en flor en Gran Canaria

Almendro en flor en Gran Canaria
------Ella llevaba soñando con él y con ese almendro en flor toda la vida y Él sólo tuvo que aprenderse el camino de sus sueños para llegar hasta ella. ------


Ya lo decía Paulo Coelho: "Nunca desistas de un sueño, sólo trata de ver las señales que te llevan a él". 

domingo, 15 de enero de 2012

Se vistió de gris y se olvidó la sonrisa

Sonó el despertador, era demasiado temprano para todo, también para levantarse. Siguió tumbada en la cama cinco minutos más, pero era el tiempo de prórroga el que se daba para habituarse a la luz, al olor del café de la vecina, a los objetos que la rodeaban; Era un tiempo de prórroga para memorizar su sueño. Tras acordarse de que la noche anterior se acostó llorando se levantó de golpe, fue al baño y se lavó la cara. Nadie está guapa a las ocho de la mañana, pensó mirándose al espejo. Allí estaba, mirando sin mirar, oyendo sin oír, diciendo que no había soñado nada cuando su vida se resumía en sueños. Allí, con carita de cansada escuchó como el silencio le estaba ofreciendo su frío abrazo y su inacabado comienzo.  
Se vistió de gris, se peinó el pelo y no se puso carmín rojo en los labios, para qué. Volvió a mirarse al espejo y no se dedicó ninguna sonrisa.

Bajó cinco pisos por las escaleras, se olvidó el paraguas y fuera llovía. Maldijo su suerte pero no tenía ni tiempo ni ganas de volver a buscarlo. Cogió un panfleto de publicidad que habían dejado en el portal y lo usó de parapete. Corrió calle abajo y entró a la cafetería de siempre, pidió un café con leche con dos de azúcar como siempre y se sentó en la mesa más alejada a la barra y la más próxima a la ventana. Se peinó como pudo el pelo que estaba algo mojado por la intensa lluvia, bebió un sorbo de café y mientras pensaba en su falta de suerte se percató como unos ojos negros le miraban desde lejos. Sin saber por qué, le sonrió, hacía años que no lo hacía pero lo hizo sin pensar. El hombre caminó entre la multitud de la cafetería que se había llenado por muchos que querían cobijarse de la lluvia, avanzó hasta ella, le dedicó una sonrisa a medias y la miró, muy de cerca, con galantería.

-      -  ¿Está esperando a alguien señorita?

Confundida, miró rápidamente hacía atrás por si acaso no estuviesen hablando con ella y acto seguido a la silla que estaba en el otro extremo de la pequeña mesa que ella ocupaba.

-      -  No, no espero a nadie, por qué.
-      -  Es que el café quema, no hay mesas libres y no encuentro mejor forma de disfrutar del desayuno que  admirando su sonrisa.

Ella que se había vestido de gris, que no se había pintado los labios ni se había peinado, que había maldecido su suerte por olvidarse del paraguas en un día tan lluvioso, sonrió, por fin sonrió después de mucho tiempo. Le invitó a tomar asiento y se preguntó por el acento extraño del hombre de los ojos negros.  Aunque tampoco le importaba ni quien era, ni de dónde, ni qué hacía allí.

-       - Si me disculpa voy un momento al servicio

…Cuando volvió su sonrisa era inmensa y estaba ataviada con unos labios color carmín. Él hombre sonrió al verla y ella no recordó en el espacio de dos horas sus últimos dos años tan demoledores como sin sonrisas. 




-----Quizás el mejor plan sea salir siempre con el carmín puesto de casa o con la mejor de nuestras sonrisas instalada en la cara.----





ESTE AÑO LO QUE TOCA ES SONREÍR.