El tiempo se para, las olas se vuelven feroces, los pájaros cantan al unísono de las embestidas del mar y todo transcurre sigilosamente, como con miedo a que la isla dormida, callada y tiernamente olvidada despierte.
Es la más pequeña de todas, también la más joven del archipielago canario. Es la isla del meridiano; la que cuando llegas al pequeño faro de Orchilla y miras el inmenso mar te sientes pequeño en esa isla diminuta porque su grandiosidad reside en lo todo lo que te hace sentir no en sus kilómetros.
Esa isla pequeña, armoniosa y delicada que hasta hace poco parecía dormida se despierta, ahora, después de una larga siesta, después de un gran letargo de sueño cautivo y cautivado.
Eso es la isla del Hierro, la más pequeña, la más tranquila, la apacible y la que hasta ahora, siempre había estado dormida. Porque no nos olvidemos hasta hace, relativamente poco, esa isla cautiva y cautivadora era la isla del fin del mundo, la más apartada del mundo conocido, la que se encontraba más lejos de las columnas de Heracles, la isla donde se acababa el mundo, la última de las Islas Afortunadas. Ahora se despierta, la pequeña se vuelve rebelde pero, de igual forma, sigue mostrándonos su fuerza y su calma.
El Hierro es la isla del fin del mundo; el lugar perfecto para perderse y el lugar idóneo para encontrarse.
Foto tomada desde el Hotelito en las Puntas |
Faro de Orchilla |
Aquí creían que se acaba el mundo, Orchilla |
"el lugar perfecto para perderse y el lugar idóneo para encontrarse": que pasada de final... simplemente precioso, una vez más..
ResponderEliminarSara.
Que bonito Tania...
ResponderEliminarHel
Hermosa narración y sincera descripción de la isla, ya que al leerla te quedas prendado de sus paisajes de contrastes.
ResponderEliminarLas fotos son muy bonitas
BOnita descripción del resurgir del Hierro, esa preciosa mezcla de calma y fuerza, y esa demostración de la fuerza de la naturaleza.
ResponderEliminarEduardo Fragua.