domingo, 29 de septiembre de 2013

Cazando leones y mariposas

Él perseguía su sueño. Cazaba leones de noche y mariposas de día. Baila al son del jazz y sonríe a la nada de vez en cuando. Se enamoró perdidamente una vez y juró no volver a hacerlo jamás. Hoy por hoy una chica de ojos marrones le está haciendo incumplir su juramento. Se levanta al alba y corre por la arena para darle la bienvenida al sol. Colecciona atardeceres y de noche suele recordar las fantasías que tenía de infante. No le gustan los mosquitos, ni la música electrónica pero es un apasionado de las plantas y las terrazas con luz. Baila bien y suele llevar los zapatos limpios.

El que cazaba leones de noche y mariposas de día comenzó a buscarla de noche y esas noches se fueron trasladando a las mañanas y a las tardes y a los días enteros. Ríe a carcajadas cuando está con la chica de los ojos marrones. Le gusta cuando ella camina descalza despistada por la orilla del mar. Sus conversaciones a veces son banales y otras veces muy profundas. Hablan de todo y de nada, están cómodos en el silencio. Ambos han aprendido a dormir abrazados, a quererse a destiempo y a amarse con la mirada. 

Él, un enamorado de la vida está por primera vez cazando a a alguien que se dejar cazar. Ella, se hace la despistada pero sabe que lo tiene atrapado entre sus pupilas marrones y que en sus sueños están siendo cambiados los leones por paseos con ella bajo la luz de la luna porque él no para de repetirle:

-  "Si hoy amaneces y los pies te están doliendo es porque estuviste toda la noche caminando por mis sueños"



...Al fin y al cabo la vida está para soñarla y para vivirla ya lo dice Nacho Vegas. Y da igual cazar mariposas, leones, sueños o sonrisas.