domingo, 3 de febrero de 2013

Ojalá vivas todos los días de tu vida.

Ojalá vivas todos los días de tu vida! Dijo la madre a su hija mientras ella esperaba que el teléfono sonara y él la sacara a bailar. La niña de apenas 15 años no entendió ni tampoco quiso entender; el chico con el que había quedado llegaba casi una hora tarde.

Ya se dará cuenta, pensó la mujer y recordó lo que un día le había dicho su madre "bailando sobre ti misma, dando vueltas con un precioso vestido y sonriendo te lo pasarás mejor, vivirás más y se enamoran locamente de ti". Volvió a la habitación, dejó atrás los recuerdos y volvió a mirar a su hija. Pensó que su madre había tenido razón pero que a su niña todavía le tocaba esperar, todavía no era el tiempo de aprender esa lección, porque se aprende con los años y las experiencias y a ella le quedaba un buen camino que recorrer. 

Miró para su amada niña, y allí seguía con los zapatos nuevos, esperando a que él llegase. Ella miró a su madre y le preguntó:

- Parezco boba, ¿no? Terminó la pregunta con una tímida sonrisa y su madre con una voz sumamente dulce le dijo:

- Una boba muy guapa, una boba que espera, una boba que se parece a su madre cuando tenía tu misma edad.

Sonó el teléfono, el chico ya estaba fuera. La niña que quería crecer deprisa se fue corriendo pero antes le dio un beso a su madre y le dijo:

- Te Quiero, no volveré tarde.