miércoles, 15 de febrero de 2012

Coleccionista de atardeceres

Cierro los ojos, cuento hasta tres; un, dos, tres ... La guitarra sigue sonando, los acordes se enredan con el silencio que reside en la pequeña habitación. La oscuridad comienza a llenarse de recuerdos y los atardeceres empiezan a aparecerse en mi retina. Y es en ese pequeño instante que recuerdo exactamente como soy:

Me defino como una colecciona de atardeceres. Me gusta el chocolate, el café y los gatos que se acurrucan bajo las mantas. A veces soy un poco ñoña y otras veces extraordinariamente valiente. Me impresionan los desiertos y en mi mirada siempre está el mar. Las musas me suelen visitar de madrugada, por eso hoy a las tantas de la mañana me apetece escribir ...
                                                                                                Esta foto fue realizada por mi hermano.
Atardecer en Las Puntas, El Hierro. 

                                                                                                  

Ella iba todas las tardes a ver como se escondía el sol, ese sol que llevaba todo el día brillando en el cielo guiándolos a todos. Caminaba por la vida pisando firme aunque veces se hacía la despistada y pisaba de puntillas. Le gustaba irse a la cama tarde y todas las mañanas se marcaba el reto de sonreír mucho, al fin y al cabo decían que tenía una bonita sonrisa. A ella le gustaba el color naranja y era algo nostálgica. En cierto modo le gustaba y no sabía muy bien porqué pero la asociaba al viento.

Se refería a la nostalgia como bocanadas del pasado, pasado que se esfumó por las esquinas y se disfrazó en su recuerdo como época dorada. Recordaba cafés que nunca llegaron, besos con sabor a sal, desiertos en medio de océanos... Pero todo estaba escondido en algún callejón, el pasado quedó disfrazado en su mente, todo se había esfumado con los años, ¡Cómo el viento! Era curioso, sólo sentía las bocanadas del pasado en su pensamiento, sólo sentía nostalgia, cuando en su vida se atisbaban huracanes tormentosos y era en ese instante cuando sonreía porque pensaba que quizás el viento no se había ido del todo. Y era en esas décimas de segundo, cuando notaba que volvía el viento, cuando corría hasta su rincón favorito y veía como el sol se despedía pletórico un día más. Veía atardecer y volvía a coleccionar otro momento.

            ...Yo como ella, también colecciono atardeceres. 

Atardecer en Tasarte, Gran Canaria
Atardecer en Veneguera, Gran Canaria.
Atardecer en Veneguera, Gran Canaria

  ...Quizás seamos la misma persona o quizás no. 
Y ustedes qué coleccionan?